La alegría y devoción de los danzantes no decayeron un solo instante. Al ritmo de banda, matracas y pututu los danzante llegaron con su fe renovada hasta el punto final del recorrido, en cercanías de la calle Wenceslao Argandoña y adyacentes, donde tras quitarse la máscaras, ponchos y hasta abarcas queda renovado el compromiso de heredar la tradición y el tributo al “Tata del Gran Poder”.
El punto final del recorrido se convierte en otro gran rito de encuentro entre las diferentes fraternidades, sin diferencias y unidos por la fe, la alegría de la tradición y el orgullo de lo genuinamente boliviano.
Como ya es tradición en la mágica en la entrada del “Gran Poder”, al concluir el recorrido de más de cuatro kilómetros, los danzantes fueron recibidos con abundante comida y bebidas frías, cuidando no romper las disposiciones de orden emitidas por las autoridades locales.
Los danzantes y comitivas que los anteceden fueron recibidos con total algarabía por los cientos de espectadores, por turistas que vinieron a repetir la experiencia de disfrutar la magestuosa Fiesta Mayor de los Andes, que llegando hasta el punto final del recorrido continuaron con la fiesta.
Infaltables, la comidas y bebidas a tono con la tradición, “lechoncitos de canasta” refresco de “moconchinchi” bien helado y un cerveza fría en las manos de un imponente diablo, también mostraron su mejor presencia como parte central de la fiesta.
Hasta el final del recorrido, las diferentes fraternidades hicieron un espectáculo de la alegría de sus danzas y del colorido del vestuario, espectáculo retribuido por los ocasionales comerciantes callejeros que les expresaron aprecio y gratitud por defender el folclore nacional y mostrar al mundo la riqueza de la cultura que nace en los Andes bolivianos.
La primera fraternidad en concluir todo el recorrido y hasta el parque Urbano Central, los “Sicuris de la Comunidad 3 de Mayo”, recibieron a los devotos de otras fraternidades con el sentimiento de hermandad y unidad de los paceños y de los bolivianos entorno a al folclore y la majestuosa entrada en devoción al “Tata del Gran Poder”.
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