sábado, 10 de junio de 2017

Prohibición y devoción conviven en torno a Jesús del Gran Poder



Mientras se ultimaban anoche los preparativos de la Fiesta Mayor de los Andes, expertos recuerdan que la imagen traída hace casi dos siglos fue analizada con el fin de restaurar la original: tres rostros que representan a la Santísima Trinidad.

Miles de bailarines integran las fraternidades que participan hoy en la entrada folklórica del Señor Jesús del Gran Poder.

Familias de artesanos, joyeros y comerciantes trabajan, ganan e invierten una buena parte de sus ganancias para cumplir cada año su promesa de fe y devoción al señor.

Víctor Hugo Cachaca Vidal y su esposa, Margarita, pareja que forma parte de la fraternidad de morenos Intocables, afirmaron que todo lo invertido en la fiesta, el propio Dios les ayuda a recuperar y les da más. Ante esa situación, no se limitan en nada cuando de bailar se trata.

Esa fe es la que hoy se traduce en la fastuosa entrada: la creencia en un Dios que forma parte de la Santísima Trinidad, de acuerdo con la tradición católica; imagen cuya llegada a Bolivia responde a varias versiones, sin que acaso ninguna sea la verdadera.

Lo cierto es que cuando la fe empezó a crecer entre los barrios paceños se solicitó a la Iglesia la construcción de un templo para su adoración.

Los representantes de la institución eclesial observaron la imagen, y sorprendidos pidieron que sea modificada porque entonces regía una prohibición hecha en el siglo XV para evitar cualquier ícono que pudiese generar confusión en la fe católica. Y uno con tres rostros por supuesto que despertaba susceptibilidades.

Los devotos encargaron a un grupo de artistas peruanos modificar la figura original para facilitar la obtención del permiso para lograrle una parroquia.

Se dice que eso ocurrió entre 1920 y 1924, cuando ya se habían formado algunos grupos de bailarines en torno a esta representación de la Santísima Trinidad.

La transformación se hizo conocer en 1930.

Carlos Rúa Alanda, uno de los peritos en restauración de imágenes y de obras de arte de siglos pasados, a través de los estudios que realiza, puede corroborar la autenticidad o no de las obras que llegan a su dirección.

Es responsable de la Dirección de Restauración Patrimonial en el Ministerio de Culturas, y su área recibió la tarea de estudiar la pintura entregada por los devotos con la intención de devolverle su forma original.

Historia

Rúa dijo que se recopiló toda la información referida a la historia oral y documentada de la obra, que era conocida por el común de la población paceña.

Se encontró que pertenecía a la monja Genoveva Garrión, del convento de las concepcionistas, quien para ser admitida en el monasterio trajó la imagen como parte de su dotación.

Fallecida la religiosa, el cuadro fue heredado por sus parientes y abandonó el convento para peregrinar por varias casas de la ciudad, lo que despertó la devoción y rituales a su alrededor.

Así llegó a una casa del barrio de Chijini, donde también se instaló un pequeño altar que era visitado por la junta de vecinos.
Hasta entonces, la figura llevaba los tres rostros, portando un triángulo que representa el misterio de la Santísima Trinidad.

“En la religión católica se comprende que el padre no es el mismo que el hijo, ni el hijo es el espíritu santo; cada uno es independiente, pero juntos hacen la Trinidad, que simboliza el Gran Poder o el padre eterno”, explicó Rúa.

La fe de los habitantes del barrio Chijini creció y se extendió en el tiempo.

Según el experto, la obra corresponde quizá al siglo XVIII, aunque la devoción comenzó en los años 20 del siglo pasado, época en la que ya se observaban las primeras danzas en torno a la imagen, según relatos.

La junta de vecinos creyentes solicitó al Arzobispado crear una parroquia, pero la Iglesia, al verificar que la pieza contenía los tres rostros en uno, concluyó que es una “imagen antirrito”.

Los devotos se resignaron a modificar el rostro con tal de obtener el permiso para la construcción de la parroquia.

De esa manera, los artistas peruanos sobrepintaron con otras características las caras situadas a la izquierda y a la derecha de la que mira de frente, e hicieron el trabajo de cubrirlas y crear una imagen con un solo rostro.

Esa figura modificada se presentó por primera vez en 1930.

Devotos

Miles de fieles son devotos del Señor Jesús del Gran Poder, pero no todos conocen su trayectoria.

Carmela Fuentes, bailarina cruceña, pensó que solo se trataba de otra imagen de Jesús, el hijo de Dios. Sin embargo, cree que le debe tanto al “milagroso señor Jesús que hará hasta lo imposible para continuar bailando cada año por él”.



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